miércoles, 3 de diciembre de 2008




TU CRUZ Y MI CRUZ

Hoy llegué hasta tu puerta
como otras tantas veces
queriendo acercarme al lugar
donde clavado te encuentras.

Intenté atravesarla
empujando sus paredes frías,
su silueta muerta...
más la encontré cerrada,
por obra de un extraño
que no sabe de mi angustia
ni de esta necesidad de verte
y de estar a solas contigo,
(aunque sea por un instante)
para hablarte y llorar en silencio
las miserias de mi alma.

Levanté mis ojos al cielo
pretendiendo descubrirte
en una nube blanca,
o en el brillo de un rayo de sol.
Pero todo fue inútil
¡A pesar de que creo en vos!

Eché mi pena a la espalda,
me bebí mi llanto,
y me marché en silencio
sin poder entrar a tu casa
y entregarte mis penas...DIOS…

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