sábado, 29 de noviembre de 2008




TAN SOLO UN RECUERDO

Me piensas sigilosa,
inalterable,
y sin rencor
se que vuelvo
presuroso
a tu memoria.
Estoy allí,
hecho temblor sobre tus labios,
mas no me nombras
como otrora:
Solo tus ojos
y tus labios
que ondularon en mi cuerpo.
(Solo tus ojos y tus labios)
Y no soy piel
quien a tu piel, urgente hoy llega:
Luz y oscuridad,
lobo y luna llena.
Soy tan solo un recuerdo
que audaz retorna
a tu boca
y cual vórtice de fuego
te funde entre mis huellas,
y te mixturas
sin darte cuenta,
con esta cruda realidad
de no tenerme
y el abismo inevitable
de la nada.



ANGELES NOCTURNOS


Estás allí entre la gente,
y es casi un imposible
mi avanzar,
sin aferrarme al gesto amable
de tu voz y tu presencia.
La vida fluye por tus ojos,
rebasa en tu mirada,
se hace canto en tu garganta,
y yo...al borde del asombro,
maravillado te observo,
te siento,
te respiro.
¿ Qué musas extrañas
inspiran tanta pasión en tus palabras ?
¿ Qué ángeles nocturnos
sostienen tu sonrisa,
tu pasión,
tu espíritu,
en esta noche de amigos y poesía ?
Una mezcla rara de ternura
te envuelve toda,
te magnifica,
te manipula,
te entrega a mis ojos
sin miedos,
sin diplomacia.
Y permanezco absorto,
casi inmóvil,
llenándome los oídos de tu música,
girando en espiral sobre tu encanto.
Tu me irradias la sana locura
de un tiempo adolescente,
y la savia donde se nutren
la infinitud de mis anhelos.
¡Ven, tómame las manos!
¡Llévame a tu mundo de alegrías!
¡Contágiame los sueños,
y enséñame, en esta noche,
a sentir desde tu corazón “LA VIDA”!

domingo, 16 de noviembre de 2008


Este amor tuyo y mío




Te has quedado en mi,
y yo en ti me he quedado;
como perfume de sándalo,
incrustado
en tus recuerdos,
deshilvanando suspiros,
exorcizando miedos.
Madrugado de ausencias
me agazapé en tus sueños,
y en noches de infierno,
me encadené a tus rezos.
Te has quedado en mi,
y yo en ti
me he quedado;
augurando mañanas
de pájaros felices
surcando nuestros cielos,
con este amor
que es tuyo y mío,
y estas ganas
de empezar de nuevo.


ME ARROLLA TU RECUERDO



Afuera es noche
Y sobre los techos
Ausentes de rocío,
el viento llora su andar sin pausas.
Abro las ventanas de mi alma
Y el mismo cielo nocturno
Bajo el cual te juré mi amor,
Me devuelve tristezas
que creía muertas,
miedos que me acechan un instante
se burlan en mi cara
y después me dejan.
En ti, mi corazón tiene un nido,
Jardines de rojas rosas
Sobre el suave de tus labios,
Y es raíz profunda el llamado de la carne,
Que me ata a tu vida
Con todos mis sentidos.
Noche oscura,
luna dolorida:
Esta es la hora en que me arrolla tu recuerdo.
En vano es mi intento de evadirme,
Porque vuelvo sin querer
Atrás el tiempo,
Para aferrarme a tus brazos
Y no sentirme muerto.

sábado, 15 de noviembre de 2008



AMIGO EN MI SOLEDAD



Ambos estábamos solos, sin compañera. Él de un lado de la puerta, yo del otro.
Ambos teníamos angustia, deseos de salir a la calle en medio de la fría noche.
Las tripas de su estómago y el mío, parecían mantener una conversación en un raro lenguaje de ruidos.
Las tres últimas monedas en el fondo oscuro del bolsillo de mi pantalón, a modo de campanas; anunciaban que era la hora de la cena.
Me miró a los ojos y sin decir nada, pude adivinar en su mirada una complicidad mágica, casi extraña. El conocía mis pensamientos.
Con un salto detrás de otro, me llevó a los empujones hasta el portón de la casa y arrancó con eso una carcajada repentina que permanecía sepultada en el fondo de mi alma.
Parecían cosas simples, pero en el instante menos pensado, me llenaron de alegría,
Por el caminito de tierra, él caminaba a mi lado, meneaba su cuerpo, sostenía mi mirada.
De pronto me sentí su compinche, y sin saber siquiera si entendía lo que hablaba le dije que aquellas monedas en mi bolsillo no eran mucho, pero suficiente para demostrarle lo que significaba para mí.
Fuimos, compramos, volvimos, cenamos, compartimos; y a su modo me dijo que él también fue feliz.
Después nos despedimos, y nos quedamos en silencio: Yo de un lado de la puerta y él del otro.
Un poco más atrás, quedaba intacto, el recuerdo de una noche, de una carcajada dormida, despierta, revivida…y el cariño de aquél que a pesar de ser un perro, en medio de mi soledad, se comportó como un verdadero amigo.