jueves, 22 de enero de 2009


CIELO

Un rayo de luz surcó mi vida
iluminando el gris atardecer
de mis ansias y mis sueños,
el renacer del amor se hizo carne
y en tu frágil cuerpecito
descubrí el milagro de Dios.
Te llamé “Cielo”
y en la luz de tu mirada
sentí el fluir de “La Palabra”.
el palpitar de nuevos credos.
Porque eres toda encanto,
y como rocío de la mañana
bañan mis viejas hojas,
tu sonrisa de niña,
tus manos pequeñitas,
tu voz que es apenas un llanto.
¡Ángel precioso,
bendito tesoro,
que transformó en esperanza
las viejas tristezas
de mi amor enfermo!

¡Cómo no creer en Dios!
¡Cómo no amar la vida
si eres la luz en mis ojos,
mi dulce y tierna alegría...

...¡Por eso te llamo “Cielo”.

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