martes, 23 de marzo de 2010




MI ETERNA COMPAÑIA



De ti recibí la vida,
y me diste un ángel,
me diste sueños,
un rayo de tu luz que fue mi guía.
En mi loca juventud
me olvidé de ti, de cruel manera.
dejando atrás mi corazón de niño,
Alcé mis alas a ciegas.
Fue todo fugaz,
y en un segundo,
dejé atrás la inocencia.
Caí, y una y otra vez.
Rodé con mi corazón herido.
Marché con mi pena a cuestas.
Difuso horizonte,
opacas figuras,
me hicieron creer que estaba vivo,
y trepé la dura colina de la vida
buscando la verdad,
mi identidad perdida.
¡Tu me diste la fuerza,
la fe que necesité
cuando sentí que el mundo me vencía!
¡Tu eres la verdad, el camino y la vida!
¡Tu eres Dios,
mi rey, mi Señor!...
y de ahora en adelante,
mi eterna compañía.

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